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La inclusión en el ámbito educativo es más que una práctica; es un regalo que enriquece no solo la experiencia de aprendizaje, sino también las vidas de todos los involucrados.

En el Colegio Academia Santa Teresa de Málaga, la inclusión se vive en cada rincón. Una de las iniciativas destacadas es la participación conjunta en clases de educación física entre alumnos de 6º de Primaria y aquellos con necesidades educativas especiales. Esta experiencia compartida va más allá de la actividad física; es un testimonio tangible de cómo el aula puede convertirse en un espacio de encuentro, aprendizaje mutuo y crecimiento conjunto. 

El toque más especial llegó recientemente cuando Marina Almagro, alumna de 6º de Primaria, decidió enviar una carta personalizada a cada uno de los alumnos de Educación Especial. En esta carta llena de sentimiento y amor, Marina expresó las palabras mágicas: "Sois un regalo para el mundo". Estas simples líneas resonaron profundamente en los corazones de todos, recordándonos que la verdadera riqueza está en la diversidad y la aceptación. 

Según Puri Infantes, profesora de Educación Especial en el colegio, realizar actividades y ejercicios con "clases normativas" beneficia tanto a los niños como a los jóvenes con necesidades especiales. La convivencia con diversas realidades amplía la comprensión de los jóvenes con necesidades educativas y enseña a sus compañeros sobre empatía, respeto y aceptación. Esta experiencia contribuye tanto a su educación académica como a su desarrollo personal. 

La inclusión va más allá de las paredes del aula; es una invitación a mirar más allá de las diferencias y descubrir la riqueza que yace en la diversidad. Los padres de los niños con necesidades especiales se sintieron orgullosos y emocionados al ver cómo sus hijos eran aceptados y valorados por sus compañeros. Por primera vez, experimentaron la inclusión en lugar de la exclusión, y esta experiencia transformadora dejó huellas imborrables en sus corazones.

En resumen, la inclusión en la escuela no solo es esencial sino también transformadora. Cada gesto, por pequeño que sea, contribuye a construir puentes de entendimiento y empatía. Marina Almagro y sus compañeros nos enseñan que, en un mundo donde todos somos diferentes, la inclusión es el regalo más preciado que podemos ofrecer y recibir. ¡Sigamos construyendo puentes hacia un futuro más inclusivo y compasivo!