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El lema de este curso escolar, aJUSTA la mirada, está impregnando el día a día en los colegios de la Red de Centros de la Institución Teresiana, promoviendo actividades que invitan a la reflexión y a la inclusión. Un ejemplo significativo tuvo lugar en una clase de Lengua Castellana de 3º y 4º de ESO en el Colegio Santa Teresa de Alicante, dirigida por la profesora María Apañes, quien está especialmente sensibilizada con las personas sordas. Tanto su marido como su hijo tienen hipoacusia severa en ambos oídos y necesitan audífonos para escuchar. Esta experiencia personal fue el punto de partida para una actividad que buscaba que los alumnos comprendieran la realidad de quienes tienen dificultades auditivas.

La clase comenzó con la proyección de un vídeo que mostraba el abecedario en lengua de signos. Los alumnos, atentos, siguieron cada gesto. A continuación, María les repartió post-its con letras del abecedario y, cuando ella decía una palabra, los estudiantes debían formar la palabra correspondiente usando los signos que acababan de aprender. Esta dinámica resultó no solo educativa, sino también divertida y participativa, ya que todos los alumnos pudieron experimentar cómo es comunicarse a través de este lenguaje.

El broche de oro de la actividad fue la interpretación de la canción "Madre Tierra", disponible en YouTube con la letra en lengua de signos. Los estudiantes cantaron la canción mientras imitaban los gestos, sumergiéndose en esta experiencia de comunicación visual. A través de esta actividad, María les ayudó a comprender el valor del lenguaje de signos y la importancia de ser empáticos y conscientes de las necesidades de las personas sordas.

El Colegio Santa Teresa de Alicante ya tiene un fuerte compromiso con la inclusión. Cuenta con un aula de Educación Especial donde los niños con diferentes discapacidades reciben apoyo especializado, aunque también participan en las actividades comunes del colegio. Estos estudiantes pasan algunas horas a la semana en las clases ordinarias, como en las asignaturas de Educación Física o Religión, lo que les permite compartir momentos con sus compañeros y sentirse parte activa del grupo. Al finalizar su etapa educativa, se les prepara una emotiva graduación en la que todos participan.

Tras la actividad, María notó que sus alumnos habían comprendido mejor lo que significa vivir con una discapacidad auditiva. Les compartió algunas anécdotas, como el caso de un sordomudo que estaba en un avión y no podía comunicarse hasta que un joven, que sabía lengua de signos, le ayudó. También les recordó lo difícil que fue la pandemia para las personas sordas, ya que el uso de mascarillas impidió que pudieran leer los labios. Además, les habló de su hijo y del placer que siente al escuchar las gaviotas en la playa cuando le pone los audífonos tras bañarse, un detalle que, para muchos, puede pasar desapercibido.

Esta actividad les permitió ajustar su mirada hacia la discapacidad auditiva y reflexionar sobre la importancia de la inclusión. Los alumnos comprendieron que no solo deben estar preparados para ayudar a quienes lo necesitan, sino que también pueden ser parte de los avances que mejoren la calidad de vida de estas personas en el futuro.