Había ganas de Navidad en el colegio Santa María la Nueva y San José Artesano de Burgos. Los dos últimos años, debido a la pandemia, muchas de las actividades y reuniones que organizaban durante el mes de diciembre tuvieron que cancelarse o realizarse a medio gas debido a las restricciones, lo que hacía que no se pudieran celebrar estos días tan especiales tal y como se merecen. Por suerte, en el curso actual la pandemia está (casi) superada y los festejos navideños han vuelvo con fuerza al centro, que ha vuelto a lucir sus mejores galas para dar la bienvenida a la Navidad.
Por supuesto, no ha faltado la decoración por todo el centro, lo que incluye tanto a las aulas de pequeños y mayores —el colegio tiene alumnos desde Infantil hasta Bachillerato y Formación Profesional— como los espacios comunes, que demostraban que, inequívocamente nos encontramos en esta época del año tan especial. Y con la llegada de la decoración, también llega el abeto de los buenos días, que crea el equipo de pastoral, y que funciona como un calendario de Adviento, en el cada día, antes de entrar a clase, se desvela una especie de reto que hay que seguir como, por ejemplo, “dar algo que recibes gratis”.
Precisamente, la Navidad no es solo época de recibir, sino que también es importante mantener vivo el concepto de dar y ayudar. Siguiendo la filosofía de la Red de centros de la Institución Teresiana, la solidaridad está muy presente en el centro durante todo el año, y por supuesto en Navidad no es una excepción. El centro organiza una recogida de productos para Cáritas, donde las familias y los alumnos donan alimentos u otros productos, que el alumnado de FP va recogiendo por las clases. Una vez recogidas todas las bolsas, los estudiantes de 4º de la ESO ayudan a cargar las furgonetas y los alumnos de Servicios administrativos de FP incluso hacen el inventario de todos los productos, lo que además les sirve como práctica dentro de su programa de estudios.
Dentro del centro también montan una tienda de comercio justo con toda clase de productos como té, calcetines, camisetas o chocolate —el producto estrella— y todo lo recaudado se destina a InteRed, la ONG de la Institución Teresiana.
Ayudar, sin embargo, no solo es una cuestión económica, sino que un bello mensaje, unas palabras de ánimo y acompañar a otras personas, puede ser igualmente valioso, por lo que desde hace ya muchos años en el colegio Santa María la Nueva y San José Artesano de Burgos hacen tarjetas o postales de Navidad en las que el alumnado escribe o dibuja un mensaje y después se llevan hasta el hospital o un centro de personas mayores.
Antes de la pandemia, precisamente se visitaba uno de estos centros de día para personas mayores, en los que los alumnos compartían un rato muy agradable junto a los mayores, acompañando, charlando y cantando villancicos junto a ellos. Por prevención, esta actividad no se ha retomado, pero esperemos que vuelva cuanto antes, porque sin duda representa casi como ninguna el espíritu navideño.
Concursos, encuentros y funciones
Los certámenes navideños, tan habituales en casi todas las ciudades y provincias de España, son ya una tradición para los colegios. Burgos no es una excepción, por lo que en el Santa María la Nueva y San José Artesano participa en sendos certámenes de villancicos y postales. Ambos están organizados por la Caja Círculo Católico y, en el de postales, aquellas que resultan ganadores se exponen en el centro de la ciudad, a la vista de cualquier transeúnte.
También tiene su protagonismo el concurso de fotografía que el colegio realiza durante el curso, en el que las imágenes más votadas en redes sociales son las ganadoras. En diciembre, y como no podía ser de otra manera, la mayoría de las fotografías son con motivo de la Navidad. El ganador se lleva nada menos que una bolsa de productos de comercio justo.
Durante estos días, los villancicos y las postales conviven junto a las funciones navideñas que representan los alumnos de Infantil y 2º, 4º y 6º de Primaria, que preparan una pequeña obra a la que pueden acudir las familias. Un bonito acto de reunión en el que los peques del cole toman el escenario y encandilas al público con su ilusión e inocencia.
Y es que el ambiente que se respira en diciembre es muy especial, e invita a las reuniones y a compartir alegría y cariño. El AMPA, por ejemplo, organiza una chocolatada y la última semana justo antes de las vacaciones hay una gran celebración de la comunidad educativa, organizada por el equipo de celebraciones, que reúne a familias, profesores y antiguos alumnos.
Por último, no podemos olvidar el día 22 de diciembre, último día del trimestre y que es tan importante por muchas razones. Durante toda la jornada se vive la magia de la Navidad, y el horario habitual de las clases se interrumpe para decorar aún más las clases, hacer el amigo invisible e incluso, tomarse las uvas de fin de año en el caso de Bachillerato. Pasado el día, ya sin el alumnado, el personal docente organiza su cena anual de Navidad, hacen sorteos de lotes navideños y se hace una timba en el que se regalan un detalle.
Momentos muy especiales que la pandemia interrumpió y que, gracias a Dios, han vuelto para quedarse.